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Reírse del Arte

Generalmente vemos -o nos han educado para que veamos- las obras de arte como objetos únicos e irrepetibles, casi sagrados, a los que hay que acercarse con temor reverencial en el interior del museo, el templo de las musas. Incluso no es raro que haya quien, ante versiones o parodias de pinturas célebres, se indigne por considerarlo una falta de respeto. Sin embargo, reírse del arte o sus creadores es cosa antigua, pero será durante el siglo XIX, con el auge de la prensa periódica, cuando se generalicen las viñetas parodiando obras artísticas presentadas al público en salones y exposiciones nacionales de bellas artes. Hoy presentamos aquí una pequeña selección de ellas. Son todas las que están, pero no todas las que son.

Delacroix versus Ingres

imagen-1Una de las rivalidades artísticas más famosas de la primera mitad del siglo XIX, la de los pintores Delacroix e Ingres, fue plasmada en una caricatura realizada por Albert Bertall y publicada en Le Journal pour rire en julio de 1849 . En ella los personajes son representados como caballeros que participan en un torneo en el que las armas no son lanzas, sino un pincel – casi brocha- para Delacroix (que además porta una paleta a modo de escudo) y una pluma para Ingres.

Más allá de la gracia que causan las caricaturas en sí, la viñeta viene a resumir gráficamente no sólo el enfrentamiento personal entre ambos hombres, sino también las diferentes concepciones de la pintura que cada uno encarnaba. Así, Delacroix, defensor del color, sostiene el pincel mientras que Ingres, adalid del dibujo y la línea, ataca con la pluma. A ello hay que sumar varias frases en francés que pueden leerse en la imagen y que acompañan a cada uno de los contendientes: “La línea es color” (Delacroix) y “El color es una utopía. Larga vida a la línea” (Ingres). En el fondo, esta viñeta no es sino el resumen gráfico de uno de los grandes debates de la Historia del Arte desde el Renacimiento: el de la hegemonía del dibujo o el color.



El rey de los impresionistas pinta a escobazos

imagen-2Un planteamiento similar sigue otra caricatura aparecida en Le Charivari en abril de 1879, pocos días después de que se hubiera inaugurado la cuarta exposición impresionista en París. En esta ocasión se ridiculiza al recién nacido movimiento del Impresionismo representando a un pintor no con un pincel, sino con una escoba. La imagen se acompañaba del siguiente texto: “Nueva escuela. Pintura independiente. Independiente de su voluntad. Eso esperamos”.

imagen-3Y es que el Impresionismo, que hoy es capaz de desbordar museos, no fue bien recibido en su momento por público ni círculos artísticos oficiales y no serán pocas las viñetas que intentarán parodiar obras y artistas impresionistas. Es el caso de una firmada por Alfred Le Petit, dedicada a Manet, “el rey de los impresionistas”. En ella aparece el pintor ataviado como un jefe galo (recordemos las historias de Astérix y Obélix) que sostiene por cetro un pincel o escoba y es aupado sobre una paleta.

 

El escándalo de Olympia

imagen-4Como no podía ser de otro modo, la Olympia de Manet, uno de los grandes escándalos de la vida artística francesa de todo el siglo XIX, fue protagonista de todo tipo parodias y críticas. Presentada en 1865 en el Salón de París, la imagen desnuda de Victorine Meurent, modelo habitual de Manet, causó gran rechazo por considerarse que no tenía justificación iconográfica, ya que no se trata de una Venus. Poco importó que la obra enlazase con toda una tradición de desnudos femeninos que tenía como primer eslabón la mismísima Venus de Urbino de Tiziano. La mirada directa y descarada de la mujer (podría interpretarse como una prostituta que mira a un cliente), la presencia del gato, el ramo de flores (posible regalo de un admirador o amante) y la desnudez de uno de los pies debieron de ser los elementos que más impactaron en los espectadores, ya que son aquellos que en las caricaturas y parodias tienen más protagonismo.



Prerrafaelitas que dan la risa


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Nuestro breve repaso por las viñetas decimonónicas no estaría completo sin The Choice of Paris, una sátira de la pintura prerrafaelita realizada en torno a c.1860 por la artista y humorista inglesa Florence Claxton (c.1839-1879).

Aunque en la actualidad muy querida por el público, lo cierto es que la pintura prerrafaelita fue recibida en su momento con cierta frialdad y mucha crítica. Nacido a finales de la década de 1840 como oposición a la pintura oficial de la Academia, el prerrafaelismo abogaba por volver a la sencillez de la pintura anterior a Rafael (de ahí su nombre) y tuvo entre sus temas favoritos aquellos ambientados en una idílica Edad Media y procedentes de la poesía de Dante, Boccaccio, Chaucer, Keats o Tennyson.

En esta sátira Florence Claxton incluyó no sólo a pintores vinculados a la Hermandad Prerrafaelita, sino a personajes de la vida cultural y artística del momento como el crítico de arte John Ruskin. Así, el eje de la ilustración lo constituye el pintor John Everett Millais que, como si de un nuevo Paris se tratara -de ahí el título de la obra- entrega la manzana de la discordia a una mujer de ropajes medievales, mientras que una Virgen rafaelesca y una mujer vestida a la moda de mediados del siglo XIX se quedan sin premio.

En el extremo derecho de la ilustración Claxton parodia algunas de las obras prerrafaelitas realizadas hasta el momento, tanto de Millais como de William Holman Hunt, convirtiendo de este modo su dibujo en un entretenido juego de reconocimiento de pinturas y alusiones que sin duda los aficionados al arte del momento supieron identificar. Nosotros, sin embargo, a no ser que seamos grandes conocedores del ambiente artístico del Londres de mediados del XIX, necesitaremos que alguien nos “descifre” la imagen y aun así serán muchos los detalles que nos perderemos. Y es que el humor, en cierto modo, es efímero, tiene fecha de caducidad, de ahí que con el tiempo pierda parte de su impacto e incluso de su significado.

 

logoAlegra García

 

 

 

 

 


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Author: Redacción

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