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La iconografía de Judit a lo largo de la historia en las artes

En este artículo se va a analizar la iconografía de Judit a lo largo de la historia, pero antes te invito a conocer el papel de la iconografía para entender el arte.

La iconografía: esencial para leer y comprender el arte

La iconografía suele definirse como el estudio de las imágenes o representaciones plásticas en el arte. Según estas imágenes estén vinculadas a una determinada cultura, religión o momento histórico puede hablarse de iconografía cristiana, musical, grecolatina…

Precisamente las iconografías cristiana y grecolatina, más allá de creencias personales, son fundamentales para leer gran parte del arte occidental desde el mundo clásico hasta nuestros días. De otra manera, las pinturas de museos resultan incomprensibles más allá de que nos puedan resultar agradables o bellas por su composición o colores.

Iconografía cristiana

Dentro de la iconografía cristiana suele distinguirse entre iconografía del Antiguo y el Nuevo Testamento. En el caso del Antiguo Testamento van a ser especialmente habituales las representaciones de personajes individuales. Sin embargo, motivos como la creación del mundo y del hombre o David dando muerte a Goliat gozarán de una importante presencia en el arte.

Dentro de estos personajes veterotestamentarios destaca la figura de Judit, cuya lectura, como veremos, ha variado a lo largo del tiempo y con frecuencia ha trascendido su sentido religioso. Se trata de un personaje de gran interés debido a su papel activo, incluyéndose en el grupo de las denominadas mujeres fuertes.

En el siguiente artículo plantearemos una breve panorámica de cómo este personaje ha protagonizado obras artísticas, literarias y musicales desde la Edad Media al siglo xix.

Judit en el Speculum humanae salvationis (siglo xiv). Fuente: The Morgan.org.

 



El personaje de Judit: la historia que nos cuenta el Antiguo Testamento

Iniciamos aquí el recorrido de la iconografía de Judit a lo largo de la historia. La historia de Judit se narra en el libro homónimo del Antiguo Testamento y tradicionalmente se ha excluido del canon hebreo. También desde el ámbito protestante ha sido considerado apócrifo. Su composición suele situarse en época helenística, tras la cautividad de Babilonia, si bien otras tesis ubican su escritura en el año 70 d. C., siendo por tanto su redacción contemporánea de los textos del Nuevo Testamento.

El libro de Judit narra la historia de una viuda de Betulia, ciudad sitiada por el rey de los asirios, Holofernes. Esta mujer consigue introducirse en el campamento enemigo y asesina a su rey, salvando así a su ciudad. Puede considerarse el texto, por tanto, una ficción de carácter patriótico sin fundamento histórico, ya que no se tiene constancia histórica de la existencia de Holofernes y tanto los nombres de Judit como de Betulia tienen un carácter simbólico (significando respectivamente «la judía» y «casa de Dios»). Por otra parte, a lo largo de la historia, a nivel tanto literario como artístico no han sido pocos los autores que han establecido una correspondencia entre Judit y David, pues ambos acabaron con su enemigo decapitándolo.

 

Judit y sus interpretaciones

Edad Media

Continuamos analizando la iconografía de Judit a lo largo de la historia. Para comprender el uso de la imagen de Judit durante este periodo hemos de tener en mente el concepto de prefiguración o prototipo, fundamental en relación con la iconografía de este periodo. Mediante estas prefiguraciones se busca establecer una vinculación entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, de manera que gran parte de los personajes o acontecimientos que se narran en este último ya eran anunciados o presagiados de manera velada en el Antiguo. Se trataba, en definitiva, de plantear paralelismos entre ambos textos sagrados como si de un juego de espejos se tratase.

Así, destaca el libro Speculum Humanae Salvationis, texto anónimo e ilustrado de gran difusión durante la Baja Edad Media. En este libro Judit era asociada con otros personajes del Antiguo Testamento como Jael (que mató a Sísara introduciendo un clavo en su cabeza para salvar a su pueblo) o, ya en el Nuevo Testamento, Judit era presentada como prefigura de la Virgen victoriosa sobre el demonio.

Lucas Cranach: Judit y Holofernes. ca. 1530. Fuente: Wikimedia.



Renacimiento

En este momento, debido al gusto por las alegorías, Judit y Holofernes gozarán de gran popularidad, usándose como representación de un amplio repertorio de oposición de contrarios: el protestantismo contra la Iglesia católica, los cristianos contra los turcos… Así, durante el Quattrocento, aparecerá con frecuencia asociada a la romana Lucrecia, cuyo suicidio tras ser violada por Sexto Tarquinio fue el punto de partida de la instauración de la república romana.

Destacan, de este periodo, las representaciones que de Judit hicieron Donatello, Botticelli o Miguel Ángel. Este último la incluyó en su Capilla Sixtina como una de las cuatro salvaciones milagrosas del pueblo de Israel que aparecen en las pechinas. Por su parte, en el ámbito protestante destacan las numerosísimas versiones que de este tema hizo Cranach.

 

Miguel Ángel: Capilla Sixtina. Fuente: La Capilla Sixtina.

Judith durante el Barroco: el gusto por lo truculento

En el Barroco, por influencia del gusto naturalista iniciado por Caravaggio, va a ser el acto de la decapitación el que cobre importancia y sea el más representado. De esta manera, los artistas insistirán en el carácter violento y truculento de la historia. Será habitual que la anciana, un personaje sin relevancia real en la historia, cobre especial protagonismo, sirviendo además para contrastar su vejez con la belleza joven de Judit. En el caso de algunos artistas esta escena será repetida en numerosas ocasiones, por ejemplo, en el de Artemisia Gentileschi. Para ella la escena constituía, además, el trasunto de la violación que había sufrido.




Judit y las mujeres fuertes

Por otro lado, debemos contextualizar la importancia de este asunto en el marco de la Contrarreforma. Como hemos comentado, los protestantes no aceptaban este texto y por otro lado ya desde la Edad Media Judit se había vinculado con la Virgen María, sirviendo su figura para exaltar el culto mariano, también rechazado por el protestantismo. Así, será frecuente que aparezca como prefiguración de la Virgen María dentro de ciclos dedicados a las denominadas mujeres del Antiguo Testamento (Jael, Abigail, Rut…). En estos casos el atributo del personaje va a ser generalmente una espada. Un buen ejemplo de este uso de la imagen de Judit lo encontramos en el camarín de la Virgen del monasterio de Guadalupe en Extremadura. En él aparece junto a otras mujeres fuertes veterotestamentarias.

Camarín de la Virgen en el Monasterio de Guadalupe (Cáceres). Fuente: Ministerio de Cultura y Deporte (Gobierno de España).

Otro ejemplo interesante, por lo atípico del momento escogido, es la Judit de Rembrandt (Museo del Prado). En este caso el pintor escoge un momento de difícil identificación que no es el de la decapitación o el de la introducción de la cabeza en la bolsa. Se trata del instante en que a Judit se la invita al banquete previo a la decapitación de Holofernes mientras su sirvienta espera en la penumbra con el saco que albergará la cabeza.

Durante este periodo, Judit también será protagonista de obras musicales. Es el caso de los oratorios de Scarlatti (en italiano) y de Vivaldi (en latín). En este último caso el oratorio se compuso con motivo de la celebración de la victoria de la República de Venecia sobre los turcos.

 

Siglo xix: Judit más allá de la lectura religiosa

No nos podemos olvidar de este siglo para completar la visión de la iconografía de Judit a lo largo de la historia. Durante el siglo xix la interpretación de la figura de Judit va a sufrir una importante transformación. Este nuevo punto de vista es compartido con otro personaje vinculado a una decapitación masculina: Salomé.

Franz von Stuck: Judith. 1927. Fuente: Wikipedia.

Judit pasa de ser una viuda heroica que salva a su pueblo a convertirse en el prototipo de la femme fatale seductora y peligrosa. Esta idea ya aparece en la tragedia de 1840 Judith und Holofernes de Friedrich Hebbel. En ella Judit es una joven que busca vengarse de un embaucador Holofernes que la había seducido. Y en el cambio de siglo Sigmund Freud usará la figura de Judit para hablar de la decapitación como sustituto simbólico de la castración masculina. Artistas como Klimt o Franz von Stuck plasmarán esta interpretación del personaje ya en los inicios del siglo xx

Conclusiones

Como hemos visto en este recorrido que hemos hecho de la iconografía de Judit a lo largo de la historia, Judit es uno de los grandes personajes de la iconografía cristiana. Su figura ha sido objeto de diferentes interpretaciones y formas de representación en las artes a lo largo del tiempo.

Alegra García 

Bibliografía

Bornay, E. (1990). Las hijas de Lilith. Madrid: Cátedra

Duchet-Suchaux, G. y Pastoureau, M. (2009). Guía iconográfica de la Biblia y los santos. Madrid: Alianza.

Réau, L. (2006). Iconografía del arte cristiano. Iconografía de la Biblia. Nuevo testamento. Barcelona: Ediciones del Serbal.

 

 


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