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En un cuento de hadas

Una grata sorpresa me llevé hace unas semanas charlando sobre cine con un amigo y que saliera a relucir en la conversación la película Escondidos en Brujas, y digo sorpresa porque a pesar de ser una película que en su momento gozó de mucho prestigio a nivel internacional, en España pasó ligeramente desapercibida y no todo el mundo la conoce.

Escondidos en Brujas es una de esas películas que entran dentro de un género bastante especial y llamativo como es el de la comedia negra. Dentro de esta categoría se incluyen grandes obras como El honor de los Prizzi o la genial Fargo de los hermanos Coen, aunque más cercanas al thriller. En comparación con estas dos, Escondidos en Brujas pierde como thriller, pero es en su faceta de comedia negra donde destaca realmente, siendo considerada como una de las mejores del género en lo que llevamos de siglo. Veamos por qué.

En el exilio

Colin Farrel. Foto de Gage Skidmore. Fuente: wikipedia

De titulo original In Bruges, esta pequeña producción británica de 2008 nos cuenta la historia de dos asesinos a sueldo de Londres, que son enviados por su jefe a Brujas para que se oculten durante un tiempo después de que uno de ellos cometiera un terrible error durante su último encargo. Tenemos a dos personajes totalmente distintos: Ken, el veterano, el más experimentado y tranquilo, ilusionado y emocionado ante la idea de visitar Brujas y de todo lo que la ciudad les pueda ofrecer culturalmente; y Ray el más joven, un novato, duro y temperamental, horrorizado ante la idea de tener que permanecer en Brujas, quejándose constantemente de la ciudad o el clima y deseoso de volver a Londres. 

A partir de esta premisa, la historia de estos dos personajes se va desarrollando en la pequeña ciudad belga, a través de situaciones y diálogos hilarantes y divertidos, con una trama que va evolucionando desde un comienzo bastante calmado y sosegado, hasta un desenlace más frenético y sorprendente.

Brendan Gleeson. Foto de Ibsan73. Fuente: wikipedia

Esta “pequeña” producción, se asienta en las interpretaciones del trío protagonista, con un Brendan Gleeson en un casi perpetuo estado de gracia (quizás lo alabe demasiado, pero me parece un actor genial y siempre he disfrutado con sus personajes, desde su Hamish en Braveheart hasta el del genial Gerry Boyle en El Irlandés ), un Colin Farrel que nos ofrece la que seguramente es la mejor interpretación de toda su carrera hasta el momento (de hecho fue galardonado con un Globo de Oro al mejor actor de comedia o musical), y finalmente, el siempre habilidoso Ralph Fiennes que con sus diálogos y arrebatos de ira hace un grandísimo pero breve papel, demostrando que para interpretar a personajes oscuros e inhumanos es de lo mejorcito que hay.

El logro de estos actores es conseguir que el espectador llegue a simpatizar con ellos, algo difícil a priori, pues no olvidemos que estamos hablando de asesinos a sueldo. La cinta nos ofrece la otra cara de estos personajes, su vida alejada del trabajo, con sus deseos y sus miserias. Según va transcurriendo la historia se les va cogiendo cariño a los personajes, incluso cuando se descubre la razón de su estancia en Brujas el espectador sigue simpatizando con ellos.

Brujas, una más

Ralph Fiennes. Foto de Christopher William Adach. Fuente: wikipedia.

A estos tres actores y sus sólidas interpretaciones hay que añadir unos ingeniosos y divertidos diálogos, pues el guion es la base de esta película, junto con una cuidada y preciosa fotografía, pues casi la totalidad de las escenas transcurren en exteriores de la ciudad.

Y es que Brujas es, después del trío protagonista, el gran personaje de la historia. Martin McDonagh, director de la película, nos ofrece una imagen de la preciosa ciudad belga, cuya importancia se muestra a lo largo de todo el film, no solo por la constante escenografía que se sucede en las hermosas localizaciones de la ciudad, sino por su presencia en la mayoría de los [imagen 3] diálogos. Brujas forma parte de la propia historia, y la ciudad se presta a ello, gracias a sus calles y monumentos. Y la propia película se lo agradece a la ciudad, pues qué mejor manera puede haber de publicitar una ciudad, ¿Quién no siente ganas de visitarla tras ver Escondidos en Brujas? Como recalcan constantemente los personajes de Gleeson y Fiennes, se trata de una ciudad propia de los cuentos de hadas.

En definitiva

Si estáis buscando una buena dosis de comedia negra os animo a que probéis con Escondidos en Brujas, pues creo que no os defraudará, especialmente si estáis interesados en ver algo diferente al cine más puramente comercial. A su favor, como ya hemos visto, están una fotografía exquisita de la ciudad, diálogos hilarantes, y tres actores que están sublimes. Por otra parte, existen una serie de pegas que puede disgustar a más de un espectador, como un arranque quizás demasiado lento y algunas escenas violentas demasiado explicitas.

Víctor Tirador García

Redacción
Author: Redacción

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