Las pinturas negras de Goya bajo la luz d J.Laurent
La lluvia caía fina y moría en su ventana produciendo un sonido relajante. Hay momentos en la vida de evasión y ese era uno de ellos. Allí estaba Francisco de Goya en su Quinta del Sordo, dibujando en su mente lo que posteriormente se vería reflejado en los murales que pendían del domicilio ( lo que hoy conocemos como las pinturas negras de Goya). En los primeros compases de la década de 1820 las conocidas pinturas negras comenzaron a tomar vida y con el exilio del pintor a Burdeos se fueron apagando.
Goya murió en la ciudad francesa en 1828 y enterrado en un cementerio local de la propia ciudad. De su olvido fue rescatado por un diplomático español que quería devolver los restos del pintor a España. La sorpresa fue cuando al exhumar los restos del pintor se dieron cuenta de que el cráneo había desaparecido. Sobre estos acontecimientos posa la mirada el director de cine Samuel Alarcón en su Oscuro y Lucientes.

En uno de los pasajes de la investigación histórica del documental, Alarcón se detiene en los trabajos de recuperación de las pinturas negras de Goya en la Quinta del Sordo. Esto se debe al cambio de manos de la propiedad inmobiliaria del pintor ya fallecido. La finca pasará a formar parte del barón de Erlanger que al ver el estado de los murales, no se lo piensa dos veces y entra en contacto con J. Laurent, fotógrafo de origen francés y afincado en España, que empezó haciendo retratos para acabar saliendo del estudio y captar el patrimonio cultural e industrial de España y Portugal.

En una reciente entrevista realizada a Carlos Teixidor, investigador del IPCE, vemos cómo el avance de la tecnología permitió a J. Laurent inmortalizar aquellos murales, pues sin una fuerte carga lumínica resultaban imposibles de capturar, por lo que las fotografías fueron tomadas gracias a una batería de pilas portátiles que permitían empapar en luz la estancia.

Tras las fotografías de J. Laurent, los murales fueron arrancados de las paredes para pasar a ser lienzo bajo la supervisión del pintor y restaurador Salvador Martínez Cubells, entre los años 1874 y 1876. Siendo estos protagonistas en la Exposición Universal de París en 1878. Por fortuna para nosotros, el aristócrata las donó al Museo Nacional del Prado tres años después de su paso por París.
Si bien el paradero del cráneo de Goya sigue siendo un misterio, una parte de su legado fue recuperado gracias a los trabajos del fotógrafo francés, cuya tumba, ubicada en el Cementerio de la Almudena en Madrid, se encuentra muy deteriorada. Animo en estas líneas al cineasta Samuel Alarcón a que realice una película sobre J. Laurent partiendo desde su tumba, tal vez así, las administraciones competentes puedan dar luz verde a la restauración de un sepulcro que hace unos años estuvo a punto de desaparecer debido al proceso de privatización de los cementerios madrileños, por suerte frenado.